sábado, 29 de octubre de 2011

que te importa

Busqué en cada rincón, en cada recuerdo, en cada espacio de mi mente
busqué en mi habitación los rastros de tu presencia
Quise mirar hacia fuera, quise salir corriendo,
quise asomar la cabeza cuando ni si quiera había ventana, mucho menos salida
Volví a esconderme y esperar
Quise volver a reventar, estallar en pedacitos y volver a caer desde lo mas alto del abismo 
Quise escuchar tu voz otra vez 
para cuando te vi ya no tenia cabeza.
Pensar, qué iba a pensar! ya sabia lo que venia pero quise simular que era sorpresa
Aún así quise ignorarte e ignorarme, nunca supe como actuar
Quise tener todo preparado para cuando vos también caigas y cayeras a mi lado
Tus pedacitos tirados al lado de los mios
¿Qué somos más que cosas perdidas?
La inmensidad ya no me importa si siempre fue mas grande que nosotras 
La inmensidad me importa un carajo!
¿Se puede seguir corriendo después de haber volado? 
Solo quise encontrarme y conseguí volver atrás,
para cuando me di vuelta habías regresado, ¿y qué? no sé, nada
¿Y qué? que ya perdimos,
¿Vamos a volver a estrecharnos, remontarnos tambaleando y volar, volar bajo, sí, pero volar?
¿Para qué? te digo, ¿para qué? me dije y me apagué
Creí que sabía más de lo que nunca aprendí 
y aún así si me preguntas no voy a responder
y aún así aunque yo no lo sepa quizá necesite cerrar los ojos y tirarme
Vea a donde vea no hay opción que no cueste el dolor


Evelyn Leguizamón

jueves, 20 de octubre de 2011

Final

En medio de la noche el silencio se veía interrumpido por el golpe de mis zapatos contra los adoquines, lo único que se oía, lo único que yo escuchaba. Seguí caminando por la calle oscura, derrotado ya. Abandonado de mí mi cuerpo continuaba moviendo los pies hacia alguna dirección, sí, pero hacia ninguna a la vez. Cada tanto algún farol proyectaba una débil luz amarillenta que dejaba al descubierto mi paso. Mi alma, si alguna vez había existido, ya no la tenía. Tenía todo perdido, menos las ganas de seguir encaminándome hacia la perdición. El mundo estaba reducido a cenizas, la explosión había pasado y en mi cabeza sólo quedaba yo y la calma de saber que ya estaba todo hecho, dicho y escrito, la calma de que no hay más que hacer. Lo peor había pasado y no existía algo peor a lo pasado, pero lo mejor también había pasado. No había desconcierto en mí, pues estaba bien en claro que era lo que venía. Demasiado seguro estaba de aquello que en ningún momento me detuve, continué caminando y en cada paso que dejaba atrás y a cada paso que avanzaba me alejaba y me acercaba a mí. No sabía si había llegado al lugar indicado o si solamente mi tiempo se había agotado cuando deje de caminar y me detuve definitivamente en el camino. 

martes, 4 de octubre de 2011

Carta

Mirá, las cosas son mas sencillas de lo que parecen o de lo que vos pensás. Si digiera que no te pido nada estaría mintiéndote en vano. Solo espera, tomate un momento para leer lo que tengo para decirte y luego si querés todo seguirá igual. 

No tengo tampoco mucho para decir, más de lo que no te voy a dar. Te quiero. Y te deseo tanto que estoy terminando por odiarte. No podes ver, tenes los ojos vendados, y el verte sufrir por otra persona me provoca repulsión. Entiendo que no lo mereces y que podes estar mejor si lo quisieras. 

Mirá, yo no puedo amarte, ni te pido que vos lo hagas. Yo no prometo cambiarte el mundo, ni quiero meterme en el tuyo. Hay otra persona a la que querés, lo entiendo y ni siquiera me importa. Puedo asegurarte con total confianza que no me importa lo demás, sé que no voy a darte lo mismo que ella. Arriesgate, date cuenta, despertate. 

Somos tan parecidos que no podríamos llegar a más. Lo único que te pido es un momento, sólo un momento y verás que las cosas pueden ser muy diferentes. Sólo un momento en el que dejemos todo afuera de una habitación y que dentro no quedemos más que vos y yo. Sólo un momento, luego el tiempo volverá a correr, todo terminará. 

Saldremos a la calle y volveremos a ser como dos extraños, dos amantes con un secreto, dos desconocidos después de la pasión. Cada uno volverá a su vida con su dosis de hipocresía. Vos con ella y yo con un recuerdo.

Evelyn Leguizamón.